El derbi Tyne-Wear no se juega únicamente durante 90 minutos. Se vive durante generaciones.
Newcastle United y Sunderland AFC protagonizan una de las rivalidades más intensas y antiguas del fútbol inglés, un enfrentamiento que trasciende lo deportivo y se adentra en la identidad social, cultural y política del noreste de Inglaterra.
Separadas por apenas 12 millas, ambas ciudades han construido una enemistad que paraliza la región cada vez que sus equipos se enfrentan. St Jame’s Park y el Stadium of Light están a poco más de 15 millas por carretera, pero la distancia emocional entre ambos clubes es, históricamente, abismal.
Una rivalidad nacida de la guerra
A diferencia de otros grandes derbis ingleses, el origen del conflicto entre Newcastle y Sunderland no está en el fútbol, sino en la historia política del país.
Durante la Guerra Civil inglesa del siglo XVII, Newcastle se posicionó del lado de los Realistas, defensores de la corona. Sunderland, en cambio, fue un bastión parlamentario, enfrentado al poder monárquico. Esta división ideológica marcó el carácter de ambas ciudades y sembró una animosidad que sobrevivió al paso de los siglos.
En el siglo XVIII, durante la Revolución Jacobita, las diferencias volvieron a aflorar. Sunderland apoyó las aspiraciones de la familia Stuart al trono británico, mientras Newcastle respaldó al rey Jorge, consolidando una rivalidad que acabaría trasladándose al terreno de juego a finales del siglo XIX.
Datos curiosos que explican la magnitud del derbi
El derbi Tyne-Wear ha dejado momentos que forman parte de la memoria colectiva del fútbol inglés.
Uno de los más simbólicos fue el último gol profesional de Alan Shearer, máximo goleador histórico de la Premier League. El delantero anotó en un derbi en 2006, antes de retirarse ese mismo partido por lesión, cerrando su carrera en el escenario más cargado de significado posible.

Otro capítulo reciente llegó en octubre de 2024, cuando el derbi femenino estableció un récord de asistencia en la Women’s Championship con más de 15.300 espectadores en el Stadium of Light, demostrando que la rivalidad también crece y se reinventa en el fútbol femenino.
Y en el plano deportivo, pocos resultados pesan tanto como el 5-1 de 2010, con Kevin Nolan firmando un histórico hat-trick como capitán del Newcastle. Una goleada que sigue siendo una herida abierta para los Black Cats.
Tradiciones que definen identidades
La rivalidad se expresa con fuerza en las gradas. Los aficionados del Newcastle, conocidos como la Toon Army, convierten St James’ Park en un escenario imponente, con coreografías impulsadas por el grupo Wor Flags en el Gallogate End.
Antes de los partidos en casa, los hinchas entonan el tradicional ‘Blaydon Races’, mientras el equipo salta al campo acompañado por ‘Going Home’, del filme Local Hero, compuesta por Mark Knopfler, confeso seguidor del club.
En Sunderland, la fidelidad de su afición ha sido una constante incluso en los momentos más difíciles, como quedó reflejado en la serie de Netflix ‘Sunderland ’Til I Die’. El club tiene como himno ‘Can’t Help Falling in Love’ de Elvis Presley, mientras que antes del inicio del partido suena ‘Dance of the Knights’ de Prokofiev y el equipo pisa el césped con ‘Ready to Go’ de Republica.
Tyne-Wear: Un derbi que explica el fútbol inglés
El Tyne-Wear no necesita títulos ni clasificaciones para justificar su existencia. Es una rivalidad que precede al fútbol moderno, que se alimenta de la historia y que sigue marcando a quienes la viven desde dentro.
Cuando Newcastle y Sunderland se enfrentan, no compiten solo dos equipos. Colisionan siglos de identidad, memoria y orgullo regional.