Murió Roberto Cejas, a los 68 años, el santafesino que, sin proponérselo, protagonizó una de las postales más icónicas del fútbol mundial: aquella en la que llevó en andas a Diego Armando Maradona tras la final de México 1986.
Aquel 29 de junio en el Estadio Azteca, con el pitazo final del brasileño Romualdo Arpi Filho, Argentina se coronaba campeona del mundo. Entre el delirio y la emoción, Cejas, que tenía 30 años, saltó a la cancha y se cruzó con Maradona. “De repente quedé de frente a él y con la mirada me dijo ‘levantame’. Fue un segundo, y ya lo tenía en andas”, recordó años más tarde.

Esa imagen —el “10” con la Copa en la mano, sostenido por un hincha anónimo entre la multitud— se convirtió en una fotografía eterna. Un gesto espontáneo que resumió la gloria de un país entero.
Cejas había viajado a México cumpliendo una promesa: “Si llegamos a la final, voy”. Pagó 17 dólares a un controlador para entrar al estadio y terminó siendo parte viva de la historia. Décadas después, volvió a encontrarse con Maradona en Brasil 2014, durante el programa De Zurda de Telesur. “Nos abrazamos como si no hubiera pasado el tiempo”, recordó entonces.
Tras la muerte de Diego, en 2020, Cejas fue claro: “No lo respetamos. Si cada uno de los que lo queríamos lo hubiera cuidado una hora al día, Diego seguiría vivo. Es terrible lo que pasó”.
Hoy, Roberto Cejas descansa en paz, pero su gesto seguirá levantando la memoria de un país que, gracias a él, tiene una imagen imborrable de su mayor gloria.