En Elland Road se vivió un choque que parecía escrito para el cine. El recién ascendido Leeds United, empujado por su gente, plantó cara con coraje al Tottenham, que llegaba con la resaca europea de su empate en Noruega ante el Bodo Glimt.
Thomas Frank apostó por las rotaciones: solo cuatro titulares habituales de Champions repitieron en la Premier. Y el plan funcionó. A los 23 minutos, Mathys Tel rompió la calma con un disparo que, tras desviarse en un defensa, se coló en la portería de Meslier. El francés ya había avisado minutos antes con un cabezazo al larguero.
Pero el Leeds no tardó en responder. Apenas ocho minutos después, un disparo de Brenden Aaronson se desvió en la zaga londinense y obligó al arquero Guglielmo Vicario a una mala reacción. El balón le cayó a los pies de Noah Okafor, que no perdonó: segundo gol en la temporada y Elland Road rugía.
La segunda parte fue un duelo de errores y oportunidades. Calvert-Lewin pudo cambiar la historia con un contragolpe, pero falló en el mano a mano. Y fue ahí donde apareció el protagonista de la jornada: Mohammed Kudus. El ghanés castigó la fragilidad defensiva del Leeds con un disparo desviado por Struijk que acabó en la red.
Los últimos minutos fueron puro suspenso: Vicario sacó una mano providencial al disparo de Joël Piroe y Struijk rozó el empate en el descuento con un cabezazo en un córner. El destino, sin embargo, ya estaba escrito: el Tottenham se llevó un triunfo que lo eleva hasta la segunda posición con 14 puntos, igual que el Bournemouth de Andoni Iraola y solo uno menos que el líder Liverpool (fuentes: BBC Sport, Premier League).
Para el Leeds, duodécimo con ocho puntos, el botín sigue siendo positivo en su regreso a la élite, pero la lección es clara: en la Premier, los errores se pagan muy caros.