En San Mamés, no solo se juega al fútbol. Se escriben capítulos de leyenda.
Apenas corrían cinco minutos cuando Iñaki Williams, con la frialdad de un veterano y la precisión de un cirujano, giró en el área, quebró a su marcador y remató de exterior. Gol. Silencio roto. San Mamés estalló.
Ese gol, simple en apariencia, significó mucho más: fue un disparo directo a la ilusión de toda una ciudad que sueña con volver a la Champions League tras una década de espera. Con esa victoria 1-0 sobre Las Palmas, el Athletic Club de Bilbao consolidó su lugar en el cuarto puesto de LaLiga, ocho puntos por encima del Villarreal a falta de cinco jornadas. Un paso gigante hacia la gloria.
Pero esto no solo es una historia de clasificación matemática. Es una epopeya vasca que mezcla épica europea y pasión local. Porque además de LaLiga, el Athletic tiene una cita con la historia: las semifinales de la Europa League ante el Manchester United. Y si alcanzan la final, se jugarán nada menos que en su casa: San Mamés. ¿Destino o casualidad?
🇪🇺 Con esta victoria, y a falta de cinco jornadas de @LaLiga, el Athletic certifica su participación en competición europea por segundo año consecutivo.
— Athletic Club (@AthleticClub) April 23, 2025
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Mientras tanto, su arquero Unai Simón sostuvo la ventaja con dos paradas providenciales ante un combativo LasPalmas que, aunque al borde del descenso, vendió cara la derrota. En paralelo, el Barcelona también hizo su tarea ganando 1-0 al Mallorca, mientras el Madrid aún tiene que jugar contra el Getafe.
La ecuación está clara: si el Athletic sigue así, no solo podría jugar Champions, sino levantar un trofeo europeo en su propio templo. Y en medio de esta tormenta perfecta, hay un nombre que ya dejó su huella: Iñaki.
