DE UN ALIRÓN ANUNCIADO A UN MILAGRO EN MADRID: LA NOCHE EN LA QUE JACOBO REESCRIBIÓ LA HISTORIA
Era una noche enrarecida en el Bernabéu. Los huecos en las gradas, el ambiente contenido y el temor latente de ver al eterno rival campeón sin siquiera jugar. El destino parecía sellado… hasta que apareció un chico del Castilla.
El Real Madrid había sido una avalancha ofensiva, sí, pero también víctima de su desesperación y de un portero en estado de gracia. Leo Román, el héroe improbable del Mallorca, parecía imbatible. Voló, achicó y desquició a Mbappé, Bellingham y compañía con una actuación que rozó lo celestial.
El gol tempranero de Valjent, aprovechando un error defensivo, dejó al Madrid tambaleando. Pero lo que siguió fue una historia de fe. 26 tiros de esquina, más de 20 disparos, dominio absoluto… y un marcador que no se movía. Hasta el minuto 68.
Kylian Mbappé, con su sello habitual, desbordó, dribló y remató cruzado. Era el 1-1. Quedaban 22 minutos para mantener la llama encendida en LaLiga.
El reloj avanzaba y el milagro parecía diluirse. Hasta que en la última jugada del partido, un despeje alto, una peinada de Vallejo —posiblemente en su adiós blanco— y una volea mágica de Jacobo Ramón cambiaron el guion. El chico de la cantera rompió la lógica, venció al invencible y retrasó el alirón culé, al menos por unas horas.
Un gol que vale más que tres puntos. Que cambia narrativas. Que convierte a un desconocido en protagonista de portada. Jacobo Ramón no solo salvó la noche. Salvó el honor de un club que nunca deja de creer.