El corazón blanco sigue latiendo: Arda Güler salva al Madrid en Getafe

El corazón blanco sigue latiendo: Arda Güler salva al Madrid en Getafe

El Real Madrid sigue vivo. Aunque respire con dificultad. Aunque camine con muletas. Aunque juegue con un once alternativo y mire de reojo el Clásico.

En el Coliseum Alfonso Pérez, donde más de uno se ha roto los dientes, el equipo de Ancelotti llegó maltrecho, con el alma tocada por la Champions y el cuerpo remendado con rotaciones. Pero en Getafe, el corazón blanco latió. Apenas, pero latió. Y con eso le bastó.

Fue una versión beta del Real Madrid. Sin Bellingham ni Modric. Sin Rodrygo ni Rüdiger. Sin Mbappé (que aún no es suyo) y con un once que parecía más de ensayo que de combate. Pero ahí estaba Arda Güler, el joven turco que jugaba como mediocentro, a pesar de que su alma grita libertad ofensiva. Lo colocaron en la sala de máquinas y desde ahí ejecutó con precisión quirúrgica. Controló con hambre y remató con la derecha. Sí, con la derecha. Porque cuando se tiene clase, no hay pierna mala.

Fue el gol que rompió un partido trabado, el mismo que parecía condenado al cero. Mientras Bordalás se desesperaba en la banda y desmontaba su trinchera, Endrick debutaba como titular en LaLiga, dejando chispazos de rebeldía y mucha ansiedad por demostrar. El chico quiere correr antes de gatear. Lo intenta todo, pero su proceso apenas comienza.

El Madrid también pagó caro. Camavinga cayó lesionado tras una voltereta extraña tras falta de Luis Mila. Alaba, otro caído en combate. Y Courtois, con una parada milagrosa en el 97′, volvió a ser el desfibrilador blanco. La última línea de vida en un equipo que parece tener más bajas que certezas.

Pero el resultado es lo que importa. Y el Madrid ganó. Sufriendo, sí. Pero ganó. Y con ello, compra una vida más en esta temporada donde cada partido es un final, donde cada aliento puede ser el último.

El Clásico se acerca. La Liga sigue viva. Y el Real Madrid, aunque tocado, aún no se rinde.