Victoria estéril: el Atleti que no alcanzó su destino

Victoria estéril: el Atleti que no alcanzó su destino

Atlético gana, pero queda fuera del Mundial de Clubes

Una victoria amarga. Un destino que no se alcanzó. Y una pregunta que retumba con fuerza en el Metropolitano: ¿ha tocado techo el Atlético de Madrid?

El Rose Bowl fue testigo de una victoria sin premio. El Atlético de Madrid venció 1-0 a Botafogo en el Mundial de Clubes, pero el resultado fue insuficiente para avanzar a los octavos. El equipo del Cholo Simeone necesitaba más. Mucho más. Tres goles. Y los buscó tarde, como si el reloj no contara o la urgencia no apretara.

La primera parte fue un bostezo inexplicable. Lentitud, posesión estéril y apenas llegadas. Y, sin embargo, las polémicas marcaron el ritmo del relato: Julián Álvarez pidió tres penaltis, dos de ellos con mucho énfasis. El árbitro, indiferente, mantuvo su línea. El VAR tampoco cambió el guion.

Botafogo se defendió con el alma. Y cuando atacó, obligó a Oblak a lucirse: primero al minuto 10 y luego con una mano milagrosa a Igor Jesus en el complemento. Mientras tanto, el Atlético parecía condenado a rematar su historia con frustración.

Solo en el segundo tiempo apareció una chispa. Griezmann ingresó, el ritmo se aceleró y el equipo pareció entender que su permanencia pendía de un hilo. Sorloth, Giuliano, el propio Griezmann. Todos lo intentaron. Pero fue demasiado tarde.

El gol llegó en el 87’. El francés rompió una sequía de 18 partidos y firmó el 1-0 tras una asistencia de Julián Álvarez. El gesto fue de liberación, pero el rostro lo decía todo: no alcanzaba. El Atlético se despidió con los mismos puntos que PSG y Botafogo, pero con peor diferencia de goles.

Y así, quedó fuera. Sin escándalo, pero con ruido. Sin drama, pero con interrogantes.

¿Es este el límite del Atlético? Tal vez. Tal vez no. Algunos señalarán al árbitro. Otros, a una plantilla con desequilibrios. Y habrá quienes pongan el foco en Simeone, su estilo, su techo. La realidad es que el Atleti no llegó. Y el fútbol, cuando no se llega, no perdona.