En Vallecas se respiraba ilusión, pero la historia terminó en drama. El Rayo Vallecano, dueño de la pelota, del campo y del alma del partido, se estrelló una y otra vez contra un muro llamado Odysseas Vlachodimos. El griego, sin necesidad de gestas imposibles, fue suficiente para apagar la pólvora mojada del conjunto de Íñigo Pérez.
El guion parecía escrito para el Rayo, que mereció más, mucho más. Con diagonales rápidas desde los centrales a los extremos, buscó abrir grietas en la zaga de tres centrales diseñada por Matías Almeyda. Pero cada vez que asomaban al área, faltaba el detalle que en el fútbol vale oro: el gol.
El Sevilla, en cambio, esperó. Como un depredador agazapado, aguantó hasta que Vallecas perdió la paciencia. Almeyda movió el banquillo y aparecieron dos nombres: Adnan Januzaj, con su desequilibrio, y Akor Adams, el delantero que volvió de las sombras tras la lesión. En la única clara que tuvo, no falló. El nigeriano silenció Vallecas y firmó la tercera victoria del Sevilla en la temporada, las tres como visitante.
El drama se completó con la polémica: el VAR revisó una posible mano de Adams en la jugada del gol y no vio nada punible. Y, en la última jugada, Sergio Camello fue expulsado por llamar “chulo” al colegiado Gil Manzano, aunque él juraba que esas palabras eran para su compañero Trejo.
Hubo también lugar para los hitos: Isi Palazón cumplió 150 partidos en Primera y el Sevilla se mantiene como uno de los seis equipos que han marcado en todos los encuentros de la temporada.
Akor Adams, tras marcar el gol de la victoria en el #RayoSevilla ⚽
— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) September 28, 2025
🗣️ "Antes de hablar de mí, creo que fue un gran partido del equipo, con una lucha importante y buena mentalidad".
El destino, esta vez, fue cruel con el Rayo. El Sevilla se marchó con un botín que lo acerca a Europa. Y Vallecas, que lo dio todo, se quedó con el vacío.