La batalla terminó, pero las secuelas apenas comienzan.
El Clásico de la final de Copa del Rey dejó más que un título: encendió la chispa de la polémica, la revisión judicial y una resolución que, para muchos, parece sacada de un thriller deportivo.
Este martes, la Real Federación Española de Fútbol publicó oficialmente las sanciones para los jugadores del Real Madrid expulsados de aquella final tensa y vibrante ante el FC Barcelona. Antonio Rüdiger, el muro blanco de hierro, fue el más castigado: 6 partidos de sanción por lo que el juez disciplinario calificó como «violencia leve hacia los árbitros». La decisión aplica a todas las competiciones nacionales, por lo que el alemán, actualmente lesionado, no podrá jugar en ningún torneo español mientras cumpla su castigo. Una ausencia que duele incluso sin estar en el césped.
This is sick and disgusting. A team full of entitled babies. And Rudiger is an animal. Should get a lengthy ban from football, imo.pic.twitter.com/3WfEdCYcMO https://t.co/QMcJ2ERyLd
— 🇳🇴 kimmoFC (@kimmoFC) April 26, 2025
A su lado, Lucas Vázquez también fue enviado a la lista de los sancionados. El gallego recibió 2 partidos de suspensión por protestar al cuerpo arbitral, y su castigo se limitará a la próxima edición de la Copa del Rey. Aunque menos severo, su castigo refuerza el mensaje de autoridad de los despachos federativos.
Pero no todo fue castigo. La sorpresa del día llegó con Jude Bellingham, quien fue inicialmente expulsado pero quedó sin sanción tras las alegaciones del club blanco. ¿La clave? Una prueba videográfica. Las imágenes demostraron que el inglés estaba a más de 15 metros del árbitro en el momento clave y no mostró ninguna actitud agresiva. «No tuvo que ser sujetado, sino disuadido con calma por sus compañeros», dicta el acta.
La justicia deportiva habló. Tres hombres, tres destinos distintos. Una sanción que marca precedentes, un mensaje de autoridad, y un jugador que se salva con la evidencia como única aliada.
