El ambiente en St. James’ Park era asfixiante. El Newcastle había convertido su casa en una caldera de intensidad, presión y músculo. Eddie Howe soltó a sus jugadores como lobos, uno contra uno en cada rincón del campo, en busca de un Barcelona que parecía perder aire desde el pitido inicial. Rashford fue el héroe por parte del Barça.
Pero cuando más cerca estuvo el derrumbe, emergió la calma. Desde las botas de Pedri y De Jong, los azulgranas comenzaron a tejer pases, a sostener el balón y a enfriar una noche que se sentía al rojo vivo.
El relato dio un giro inesperado en Inglaterra. Marcus Rashford, de regreso a su tierra, recuperó su instinto letal. Primero, con un cabezazo impecable tras centro de Jules Koundé, y luego con un derechazo brutal desde la frontal que rozó el larguero antes de besar la red. Dos destellos, dos goles. El Barça, que hasta entonces sufría, tomó aire y vio abrirse el camino de la victoria.
"Tenemos un equipo muy bueno. Lo estoy disfrutando. Cada vez me siento más cómodo", Rashford. #LaCasaDelFútbol #UCL pic.twitter.com/QyyqhvBir2
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El Newcastle no se rindió. Anthony Gordon recortó en el 90′ y puso a temblar al equipo de Hansi Flick. Sin embargo, la muralla de Joan García —protagonista en la parada clave a Harvey Barnes en la primera mitad— mantuvo el equilibrio. El silbatazo final confirmó una victoria que se sintió como un rescate en territorio enemigo.
🤯😂 La reacción de Joan García al golazo de Rashford: "Ha sido increíble" #LaCasaDelFútbol #UCL pic.twitter.com/SdVuENxFyQ
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El Barça debutó en la Champions League con un triunfo de temple y madurez. En una noche que pudo ser pesadilla, Rashford convirtió la presión en gloria.