El Estádio da Luz se vistió de gala para recibir a José Mourinho. Las gradas, teñidas de rojo, aplaudieron al hombre que vuelve a Portugal con el peso de su propia leyenda: The Special One. Sin embargo, la magia del estreno se tornó en drama en cuestión de segundos.
En un partido aplazado de la primera jornada de la Liga de Portugal, el Benfica de Mourinho se estrenó con un amargo empate (1-1) frente al Rio Ave. El guion parecía escrito para el triunfo: en el minuto 86, la apuesta de Mourinho dio resultado cuando Dodi Lukébakio, ex del Sevilla, irrumpió por la banda y asistió al ucraniano Georgiy Sudakov, quien abrió el marcador. El Estádio da Luz rugió, convencido de que era el inicio perfecto.
Pero el destino tenía otra línea para esta historia. Apenas cinco minutos después, en el 91′, André Luiz, con un disparo en arco imposible, silenció Lisboa. El Rio Ave, liderado por la firmeza defensiva del argentino Pancho Petrasso, logró arruinar la noche del regreso triunfal.
De acuerdo con A Bola y O Jogo, la presión sobre el debut de Mourinho era inmensa, y aunque el técnico mostró gestos de frustración, pidió paciencia a la afición. «Esto es apenas el comienzo», señaló el entrenador en declaraciones postpartido.
El Benfica volverá a la acción el viernes contra Gil Vicente y, pocos días después, afrontará un duelo con sabor a historia: Mourinho pisará Stamford Bridge para enfrentar al Chelsea en la Champions League. El regreso a Londres promete tanto morbo como nostalgia.
Para Mourinho, la nueva aventura no podía comenzar de otra forma: con drama, expectativa y la sensación de que, con él, el fútbol siempre se cuenta como una película.
