Cuando Jürgen Klopp dejó Anfield en el verano pasado, el mundo del fútbol se paralizó. Tras años de gloria, títulos y hazañas que devolvieron al Liverpool a la cima, la incertidumbre se apoderó de los aficionados. ¿Cómo reinventarse sin el arquitecto del renacer ‘red’? La respuesta llegó con Arne Slot, un técnico con frescura y nuevas ideas que ha mantenido vivo el legado de Klopp, pero con su toque personal.
Slot ha sabido conjugar lo mejor del pasado con una dosis de innovación. Mohamed Salah, que parecía haber tocado techo, resurge con 19 goles y 15 asistencias en apenas 25 partidos. Pero, si hay un nombre que encarna esta transformación, es la de Ryan Gravenberch. El neerlandés, un talento desaprovechado en su primer año en Anfield, se ha convertido en el motor que marca el ritmo del equipo.
Desde su llegada en 2023 procedente del Bayern Múnich, Gravenberch ha evolucionado de un jugador en rotación a un pilar indiscutible. Sus estadísticas hablan por sí solas: 88 intercepciones, 163 recuperaciones y 88 robos rápidos lo sitúan como uno de los mejores mediocentros defensivos de la Premier League. Pero no es solo su labor defensiva la que deslumbra.
En ataque, ha perfeccionado un movimiento que tiene a la prensa inglesa rendida a sus pies: el giro de Gravenberch. Este recurso técnico, ejecutado con maestría en parado, con fintas o conducciones, le permite eliminar rivales y acelerar el juego. Gracias a él, estrellas como Salah, Szoboszlai y Luis Díaz disfrutan de espacios y ritmo.
El Liverpool de Slot es un equipo camaleónico, capaz de adaptarse a cualquier escenario. Con un plan continuista pero renovado, la historia de los ‘reds’ parece destinada a escribir nuevos capítulos gloriosos. Y Gravenberch, con su habilidad para transformar el mediocampo, se perfila como el próximo gran protagonista de esta saga.