Joao Pedro rompe el sueño de Fluminense en Mundial de Clubes

Joao Pedro rompe el sueño de Fluminense en Mundial de Clubes

El hijo pródigo que volvió… para eliminar a su viejo amor

En el fútbol, a veces el destino escribe los guiones más crueles. Joao Pedro, el joven brasileño que creció soñando con Fluminense, fue el encargado de derrumbar la ilusión del ‘Tricolor’ en el Mundial de Clubes. Bajo el calor abrasador de Nueva Jersey, el delantero del Chelsea marcó el gol que no solo llevó a su equipo a la final, sino que también dejó en evidencia una vez más la profunda brecha entre la UEFA y la CONMEBOL.

En un torneo marcado por el debate sobre la carga de partidos y las ventajas logísticas de los clubes europeos, el Chelsea de Enzo Maresca lució cómodo, fresco y superior. Y fue precisamente Joao Pedro —recién llegado del Brighton y con apenas días de adaptación— quien aprovechó una nueva normativa de la FIFA para convertirse en el fichaje clave en la recta final del torneo.

Con dos goles, talento y oportunismo, el brasileño silenció a la afición sudamericana y marcó la diferencia ante su ex equipo. Fue una actuación letal, casi poética, con tintes de traición emocional. Aquellos que lo vieron crecer en Río, hoy lo vieron celebrar con el escudo ‘blue’ en el pecho.

El Fluminense de Renato Gaúcho peleó, propuso y resistió, pero fue superado en lo físico, lo táctico y lo mental. Su plan de partido, basado en alargar el encuentro y golpear en el momento justo, se vino abajo apenas al minuto 19. Un mal despeje, un disparo certero, y Joao Pedro firmó el 1-0 que desestabilizó todo.

Hubo reacción, sí. Un penalti anulado por el VAR, una llegada peligrosa de Jhon Arias, una barrida salvadora de Cucurella… pero todo parecía remar contra la corriente. En la segunda mitad, el Chelsea bajó el ritmo, pero controló los tiempos. Y si no llegó el 0-3 fue porque Nico Jackson prefirió el ego al pase claro.

Maresca ha comenzado a darle forma a un Chelsea que ilusiona. Joao Pedro, con un estilo versátil, menos ‘9’ clásico y más ’10’ de instinto, se ha ganado ya un lugar clave. Físicamente, el equipo inglés fue un bloque. Tácticamente, una máquina. Y emocionalmente, una tormenta para un Fluminense que se va con la cabeza alta… y el corazón roto.

Joao Pedro no celebró con euforia. Lo vivió con respeto. Pero en ese gesto contenía todo el simbolismo de este Mundial de Clubes: Europa sigue un paso adelante. Y a veces, hasta los sueños sudamericanos tienen acento británico.