El Real Madrid golpea primero en la batalla de Champions ante el Atlético

El Real Madrid golpea primero en la batalla de Champions ante el Atlético

No fue una noche de fuegos artificiales ni de espectáculo sin frenos. Tampoco un duelo de golpes constantes ni de vértigo incontrolable. Fue una batalla táctica, donde cada equipo jugó con cautela, esperando el error del otro. Pero en medio de ese ajedrez, tres destellos de genialidad iluminaron un partido cerrado: Rodrygo, Julián Álvarez y Brahim Díaz pusieron la firma en una ida de octavos de final que dejó todo abierto para la vuelta.

El Santiago Bernabéu, testigo de mil noches épicas, se preparaba para otra de esas funciones llenas de emociones. Pero esta vez, el guion fue distinto. Ni los jugadores más desequilibrantes pudieron romper por completo el muro rival. Ni Vinicius ni Mbappé encontraron su mejor versión, asfixiados por el planteamiento de Simeone, quien apostó por la fortaleza defensiva y la paciencia.

🎭 El partido: más control que caos, más tensión que desenfreno

Apenas al minuto 4, el primer rayo de magia: Fede Valverde metió un pase quirúrgico, Rodrygo controló con elegancia, se deshizo de Lenglet con un amague y sacó un zurdazo ajustado imposible para Oblak. Era el gol que el Madrid necesitaba para desatar el partido, pero la dinámica no cambió.

El Atleti, lejos de desesperarse, siguió su plan. Movió el balón, desgastó al rival y esperó su momento. Y llegó al 32′, cuando Julián Álvarez recibió en el área tras un mal despeje de Camavinga, se sacó de encima a su marcador y sacó un derechazo impecable que dejó sin reacción a Courtois. El 1-1 silenció al Bernabéu.

Pero la última palabra de la noche la tenía Brahim Díaz. Al 55′, el marroquí, en una acción de puro talento, dejó en el suelo a Giménez con un giro y definió con frialdad ante Oblak. Era el 2-1 definitivo.

La vuelta: Todo por decidir en el Metropolitano

El Atlético logró lo que quería: irse con algo de vida a la vuelta. El Madrid, con una mínima ventaja, sabe que el sufrimiento no ha terminado. En el Metropolitano, todo será distinto. La batalla apenas comienza.