Una noche sin alma en el Emirates.
Londres esperaba una fiesta. Un estadio encendido, Un Arsenal decidido, y una semifinal digna de historia. Pero desde el primer silbatazo, el París Saint-Germain no solo jugó fútbol: ejecutó una sinfonía táctica que dejó mudo a los Gunners.
Apenas corría el minuto 4 cuando Ousmane Dembelé, con una precisión quirúrgica, tejió una jugada desde media cancha junto a Kvaratskhelia. El francés la empezó y él mismo la terminó: un disparo cruzado que besó el poste y explotó en las redes inglesas. Con ese gol, Dembelé sumó 26 goles en 26 partidos, confirmando que no está de paso: es el máximo goleador del momento en Europa.
¡Se abre el marcador! ⚽️🔥 Dembelé dispara cruzado y el balón se ubica perfecto en el poste para entrar al fondo de la red.
— Nayib MF (@NayibMF) April 29, 2025
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El PSG dominó. Controló. Gobernó. Marquinhos, Hakimi, Doué… Cada uno interpretó el libreto diseñado por Luis Enrique con excelencia. Raya salvó al Arsenal una y otra vez, pero no bastaba con resistir.
Los locales intentaron despertar. Primero con un cabezazo sin daño. Luego, con Saka y Martinelli encendiendo tímidas luces en la oscuridad. Pero Donnarumma estaba firme. El medio tiempo llegó como un suspiro para el Emirates, que pedía aire.
Y cuando parecía que el guion cambiaría, Mikel Merino marcó el empate tras un balón parado. Gritó todo Londres. Pero el VAR, implacable, anuló el sueño por fuera de juego. Otra vez la noche se inclinó hacia París.
¡Gol Anulado! ❌ Tras una revisión del VAR, se decide que Mikel Merino se encuentra en fuera de juego. #ChampionsLeague | #UCL | #ARSPSG https://t.co/XnbPR7aIiK
— Nayib MF (@NayibMF) April 29, 2025
En la recta final, Barcola y Gonzalo Ramos perdonaron lo imperdonable. El travesaño y los nervios evitaron una goleada. Pero el mensaje fue claro: el PSG está un paso adelante. Arsenal no supo encontrar sus armas habituales. Ni los espacios, ni las bandas, ni las jugadas a balón parado les funcionaron.
Todo se decidirá en el Parque de los Príncipes. Pero si algo demostró esta noche es que, cuando el PSG quiere, puede convertir cualquier estadio en un jardín parisino.