En Old Trafford, las victorias se sienten distintas. No es solo un marcador; es una tregua emocional. El Manchester United, sumido en una eterna montaña rusa de resultados, encontró un respiro con un 2-0 ante el Sunderland. Tres triunfos consecutivos en casa —por primera vez desde la llegada de Rúben Amorim en noviembre de 2024— y, al menos por ahora, un silencio en los rumores de despido que comenzaban a rodear al técnico portugués.
La semana había sido áspera. La derrota frente al Brentford, sin competiciones europeas que maquillen la herida, agitó otra vez el debate sobre la dirección del proyecto. Amorim, consciente de que Old Trafford puede ser tan cruel como glorioso, sabía que este partido no se podía escapar.
El Sunderland, recién ascendido, representaba más una obligación que un reto. Pero lo que parecía una trampa terminó siendo alivio.
Apenas habían pasado ocho minutos cuando Mason Mount, un jugador que encarna las dudas recientes del United, bajó un balón en la frontal y lo empalmó con precisión quirúrgica. Su primer gol del curso y solo el tercero desde que dejó el Chelsea en 2023. Un tanto necesario, tanto para él como para su entrenador. Amorim había apostado por Mount, y esta vez, la confianza tuvo recompensa.
Benjamin Šeško, otro de los nombres en discusión, cerró el triunfo rematando un saque de banda prolongado por Diogo Dalot. Segundo gol consecutivo del esloveno, quien empieza a encontrar calma en un escenario que muchas veces devora talento joven. El VAR, además, jugó del lado del United, anulando un penalti en los minutos finales que pudo alterar la narrativa.
Senne Lammens, debutante bajo los tres palos, mantuvo el arco a cero y completó un cierre tranquilo. El United ascendió a la octava posición, con 10 puntos de 21 posibles, a cuatro de los puestos de Champions League. Pequeño paso, pero significativo.
Rúben Amorim gets his 20th win on his 50th game in charge of Manchester United 🔴 pic.twitter.com/8jM69r8gtH
— B/R Football (@brfootball) October 4, 2025
Amorim, según BBC Sport y Sky Sports, estaba bajo “evaluación interna” tras los resultados inconsistentes de septiembre. Pero esta victoria, aunque parcial, le da oxígeno. No resuelve el caos estructural del club, ni borra la falta de rumbo que se percibe desde los despachos, pero ofrece algo que en Manchester se ha vuelto escaso: calma.
Porque en Old Trafford, la paz siempre dura lo que el siguiente resultado permita.