Villa Park fue, otra vez, el teatro de una pesadilla para Pep Guardiola y su Manchester City. El imponente estadio del Aston Villa se convirtió en un fortín inexpugnable, dejando a los ‘sky blues’ con más preguntas que respuestas tras caer 2-1 en la Jornada 17 de la Premier League. Una historia que parecía impensable hace meses, pero que ahora se ha vuelto recurrente.
El equipo de Unai Emery no tardó en imponer condiciones. Apenas dos minutos y Jhon Durán ya había puesto al City contra las cuerdas, aprovechando un error de Josko Gvardiol que solo la agilidad de Stefan Ortega pudo salvar. Pero la señal de alarma se hizo evidente. La ansiedad y los nervios desdibujaron a un equipo que alguna vez dictó cátedra en la Premier.
Durán abre el marcador a favor del Aston Villa ⚽️🔥
— Nayib MF (@NayibMF) December 21, 2024
Descuido defensivo del City; Stones pierde las espaldas en contragolpe. #PremierLeague pic.twitter.com/3fwuQLYnzu
Fue precisamente Durán quien encendió la chispa definitiva al minuto 15. Un pase quirúrgico de Youri Tielemans rompió la defensa ‘citizen’, dejando al delantero colombiano cara a cara con Ortega. El gol fue un acto casi natural, como si el destino hubiera decidido premiar al hombre que ahora suma 11 goles en la temporada y lidera la ofensiva del Villa por encima de Ollie Watkins.
El City parecía irreconocible, mientras que el Aston Villa brillaba con un fútbol ordenado, vertical y lleno de confianza. Morgan Rogers, quien ya había asistido el primer gol, selló la victoria en la segunda parte con una obra maestra. Desde el centro del campo, dejó atrás a dos rivales, combinó con McGinn y definió con autoridad. El 2-0 fue un golpe letal para un City que solo maquilló el marcador con un tanto de Foden en los minutos finales.
El Aston Villa no solo ganó, sino que dominó. En contraste, el Manchester City registró su sexta derrota en los últimos ocho encuentros de liga, cayendo a la sexta posición de la tabla. El Villa, por su parte, escala al quinto lugar con 28 puntos, consolidándose como un rival serio en la lucha por Europa.
El contraste es abrumador: mientras Emery construye un equipo sólido y eficiente, Guardiola parece lidiar con los escombros de un proyecto sin brújula. Villa Park, una vez más, fue el escenario donde el genio perdió su magia.
