La noche en que el campeón se derrumbó.
Una tormenta roja se desató en Londres y arrasó con todo lo que vestía de blanco. Fue en el Emirates, pero parecía Anfield. Fue una ida de cuartos de final, pero pareció una sentencia. El Arsenal de Mikel Arteta no solo ganó 3-0 al Real Madrid: lo desnudó, lo humilló y lo dejó al borde de la eliminación en la UEFA Champions League.
Los ingleses llegaban con la enfermería llena, pero con el alma encendida. Sin delanteros de oficio, pero con el orgullo intacto. Y esa chispa fue suficiente para incendiar el partido. Desde el primer minuto, los ‘gunners’ fueron una máquina de presión, velocidad e intensidad. Y enfrente, un Madrid sin brújula, sin alma, sin plan.
El equipo de Ancelotti, que ya había sido expuesto ante el Barça, el Milan y el Liverpool esta temporada, volvió a estrellarse contra una verdad que duele: no compite en los grandes escenarios. Ni el talento de Bellingham, ni las carreras de Vinicius, ni la presencia de Mbappé salvaron a un conjunto que se fue desmoronando con cada golpe.
🔥 Un Arsenal excitado ante un Madrid sin plan ni estrellas
Salió el Arsenal a mil por hora, queriendo ser protagonista y mordiendo en la presión a un Madrid que sufría por unas bandas ocupadas por el parche de Valverde y un David Alaba sin ritmo, al que un Saka recién salido de una lesión hizo sufrir como un condenado. Pese a ello, a los ‘gunners’ les faltaba algo de mordiente para poner a prueba a Courtois.
El Madrid, por su lado, no aparecía en ataque. Con el paso de los minutos, intentó dormir el partido con posesiones largas y estériles. Sus estrellas no decían “presente”. Rodrygo solo apareció cuando su número salió en el cartelón. Vinicius, el líder del equipo, apenas tuvo un par de acciones por banda y siguió su línea de un 2025 muy alejado de ese jugador que aspira a ser Balón de Oro.
Solo Mbappé y Bellingham pusieron algo de luz con dos chispazos individuales, uno por parte. El inglés asistió; el francés remató. En el primer tiempo, Mbappé se topó con Raya. En el segundo, con el lateral de la red.
💣 Rice borra al Madrid del mapa
Lo mejor al descanso fue el 0-0. Pero todo cambió cuando volvió el juego. Mientras en la megafonía sonaba “Time to play the game”, la icónica canción de Triple H en WWE, el Arsenal se tomó el mensaje al pie de la letra. Jugó. Y arrasó.
Saka provocó un error grosero de Alaba en la frontal del área. El austríaco cometió una falta tan ingenua como costosa. De ese tiro libre nació la primera palada de la tumba blanca: Rice se encargó de transformarlo en un misil teledirigido imposible para Courtois (58’).
El tanto liberó al Arsenal, que se desató como una bestia. Apenas minutos después, tras una secuencia de rebotes que rozó el surrealismo y que Courtois y Alaba salvaron a duras penas, llegó el segundo. Rice, otra vez. Otro tiro libre. Otra joya. Esta vez, directo a la escuadra (70’). Golazo. Exhibición. Silencio blanco.
Y como si fuera poco, Mikel Merino, el ‘9’ improvisado por Arteta, firmó el tercero. Remate cruzado de zurda tras una jugada colectiva que reflejó la confianza total del Arsenal. Parecía Batistuta. O Lewandowski. Pero era el centrocampista español vestido de héroe londinense.
El Madrid no solo no reaccionó: se desplomó. Camavinga se fue expulsado en los minutos finales por doble amarilla. Y el equipo terminó hundido, zarandeado, irreconocible.
Queda el Bernabéu. Pero esta vez, ni el escudo ni el himno parecen suficientes.