En París, la puerta se cerró con un estruendo inesperado. Gianluigi Donnarumma, el gigante italiano que conquistó la Eurocopa y fue considerado uno de los porteros más prometedores del mundo, incluso nominado al Balón de Oro, recibió el mensaje más frío en su carrera: no tiene lugar en el París Saint-Germain. Y lo supo, con recado incluido, de boca de Luis Enrique.
«Es mi decisión, la del club. Buscábamos un perfil diferente», declaró el técnico español, según recoge L’Équipe. Palabras que, para Donnarumma, fueron más un golpe al orgullo que una explicación. El portero respondió con un comunicado contundente: «Alguien decidió que ya no podía formar parte de este grupo. Estoy decepcionado y amargado».
— GIANLUIGI DONNARUMMA (@donnarumma) August 12, 2025
Pero la historia del fútbol no suele dejar huecos por mucho tiempo. Apenas unas horas después de aquel portazo, el Etihad Stadium abrió sus puertas. De acuerdo con información de L’Équipe, Donnarumma ya habría hablado directamente con Pep Guardiola, llegando a un principio de acuerdo para vestir de ‘sky blue’.
El Manchester City, uno de los pocos clubes capaces de afrontar una operación de este calibre a menos de tres semanas del cierre de mercado, no dudó. La operación, curiosamente, resultaría menos costosa que la que llevó a Lucas Chevalier al PSG.
La llegada de Donnarumma plantea un tablero intrigante: con James Trafford —joya inglesa recuperada por 30 millones— y Ederson aún en plantilla, Guardiola podría ver cómo el brasileño toma rumbo al Galatasaray, abriendo así un nuevo capítulo bajo los palos del campeón de Europa.
El guardián italiano dejaría atrás París con heridas abiertas y aterrizaría en Mánchester con un objetivo claro: volver a reinar. En el fútbol, como en las películas, los grandes héroes no desaparecen… simplemente cambian de escenario.