Manchester City se hunde en el Etihad: empate amargo ante Everton

Manchester City se hunde en el Etihad: empate amargo ante Everton

En una noche que parecía sacada de una película de suspenso, el Manchester City volvió a tropezar en su propio estadio, el Etihad, al empatar 1-1 contra un Everton que supo jugar sus cartas. El equipo de Pep Guardiola, que falló un penalti crucial, sigue atrapado en un bucle de malos resultados que amenaza con alejarlos de las posiciones de Liga de Campeones.

Como un parque de atracciones abandonado, el Etihad se ha convertido en un lugar de sombras y recuerdos de glorias pasadas. El Manchester City, vigente campeón de la Premier League, ha perdido no solo su fiabilidad, sino también la alegría que solía caracterizar su juego. Este empate, el enésimo tropiezo en casa, deja al equipo en una situación crítica, pudiendo finalizar el Boxing Day en una desalentadora décima posición.

La crisis del City no es nueva. Hace semanas que el equipo no logra levantar cabeza, chocando una y otra vez contra las defensas rivales. El Everton, por su parte, jugó al ajedrez desde el inicio, esperando su momento para golpear a la contra. Y lo tuvo. Con espacios dejados por los locales, el equipo de Liverpool estuvo cerca de llevarse la victoria.

El partido comenzó con una chispa de esperanza para los de Guardiola. A los 14 minutos, Bernardo Silva abrió el marcador con una acción de fe, golpeando un balón en profundidad cedido por Doku. La celebración del mediapunta reflejaba la rabia contenida y la necesidad de romper el ciclo negativo. Sin embargo, la alegría fue efímera.

A los 36 minutos, el Everton igualó el marcador. Un balón colgado al área, un error grave de Akanji en el despeje y Ndiaye, al segundo palo, completó el ‘timing’ perfecto para superar a Ortega. Los fantasmas volvieron a aparecer en el Etihad, y el miedo se reflejaba en los rostros de los jugadores locales.

Ni siquiera Erling Haaland fue infalible. El noruego tuvo la oportunidad de colocar el 2-1 desde los 11 metros al inicio de la segunda mitad, pero Pickford, en su papel de villano, rechazó el disparo. En el rebote, Haaland empujó a gol, pero el fuera de juego previo anuló la jugada.

El partido se convirtió en un auténtico combate de boxeo. Guardiola dio entrada a De Bruyne y Gündogan en un intento desesperado por superar las líneas defensivas del Everton, pero sin éxito. El talento individual no fue suficiente para ganar el partido, y el Everton, más astuto, esperó su momento. Aunque tuvo oportunidades para ganar en contragolpes, no logró concretarlas.

El empate, visto el desarrollo del encuentro, casi no parecía tan malo para los locales. Algo impensable hace no mucho en el Etihad. Solo una victoria en los últimos 13 partidos refleja la profunda crisis que atraviesa el Manchester City.