El ruido de Old Trafford rugía como en las grandes noches. Era el inicio de la Premier League, la nueva era de Rúben Amorim en el banquillo del Manchester United, y los fichajes ofensivos eran la promesa de un futuro distinto. Matheus Cunha, Bryan Mbeumo y Benjamin Sesko, la apuesta de un club que quería volver a intimidar. Pero el destino, una vez más, giró alrededor de la portería.
Minuto 13. Un córner lanzado por Declan Rice, un desvío de Saliba, un intento torpe de Altay Bayindir… y el balón cayó en los pies de Riccardo Calafiori, que no perdonó. El gol que marcó la diferencia nació del error del guardameta turco, suplente de Onana. Fue un golpe que condicionó todo el partido.
Mientras el United intentaba reaccionar, el Arsenal demostró por qué es candidato a todo. Con su núcleo habitual —Odegaard, Rice, Saka y Martinelli—, y los refuerzos Martín Zubimendi y Viktor Gyökeres, los de Mikel Arteta lucieron prácticos, sólidos y ambiciosos. Y cuando las cosas apretaron, apareció un protagonista decisivo: David Raya. Una atajada a Mbeumo en el 73’ sostuvo una victoria que refuerza la narrativa de los ‘gunners’.
Amorim apostó, arriesgó y mostró destellos. Cunha y Mbeumo incomodaron a la defensa rival, Sesko aportó en el tramo final y Dorgu estuvo cerca del empate con un disparo al palo. Pero el United no pudo escapar de su sombra: la fragilidad en la portería.
Kickstarting our campaign with three points ✨
— Arsenal (@Arsenal) August 17, 2025
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Según Sky Sports y BBC Sport, la derrota deja advertencias claras para el United. No bastará con talento ofensivo si los errores atrás siguen marcando la historia. El Arsenal, en cambio, suma tres puntos que confirman su crecimiento y su aspiración de levantar el título que se le resiste desde 2004.
El partido fue una metáfora del presente: un Arsenal que sabe sufrir y golpear en el momento preciso, y un United atrapado en la duda entre lo que quiere ser y lo que todavía no consigue.
