Arsenal es silenciado por Sarr y un gol de otro planeta

Arsenal es silenciado por Sarr y un gol de otro planeta

En el corazón de Asia, se vivió un clásico que nadie esperaba.
El histórico Derbi del Norte de Londres cruzó fronteras y se instaló por primera vez fuera del Reino Unido. En el Kai Tak Stadium de Hong Kong, repleto con 49,975 almas, el fútbol se convirtió en una película: con héroes, villanos y un giro inesperado desde medio campo. Arsenal se enfrentaba al Tottenham.

Todo ocurrió en un instante.
Pape Matar Sarr, el joven mediocampista senegalés del Tottenham, levantó la vista. Al frrente, el portero del Arsenal, David Raya, deambulaba por tierra de nadie. Con audacia y precisión quirúrgica, Sarr disparó desde 50 yardas y desató la locura. Gol. Una joya. Una sentencia. Un error que costó caro.

El tanto llegó en el último suspiro del primer tiempo, tras un robo a Myles Lewis-Skelly, y reflejó lo que ya se había insinuado antes: Raya vivía su peor pesadilla. Según The Guardian, el español ya había sido sorprendido en dos córners previos que terminaron estrellándose en el poste.

El partido, aunque considerado un «amistoso», fue cualquier cosa menos eso. Los roces, las entradas y el orgullo de ambos equipos convirtieron al césped refrigerado del estadio asiático en un verdadero campo de batalla. Arsenal comenzó fuerte, pero Tottenham golpeó con más precisión: tres postes y un gol memorable en el primer tiempo.

En la segunda mitad, Mikel Arteta, intentó voltear el guion con un equipo ofensivo y la entrada de nombres como Leandro Trossard y el flamante fichaje Martin Zubimendi, quien casi marca en su primer toque. Sin embargo, el muro del Tottenham resistió.

La emoción creció aún más con los ingresos de Son Heung-min por los Spurs y del nuevo ídolo sueco del Arsenal, Viktor Gyökres, quien debutó luciendo el dorsal 14, mítico por Thierry Henry. Aunque dejó destellos y velocidad, no bastó.

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El duelo terminó 1-0 para los Spurs, que ahora viajan a Corea del Sur para enfrentar al Newcastle. Arsenal, en cambio, regresa a casa tras su gira asiática.
La lección es clara: en un derbi, no hay margen para el error. Y mucho menos si estás a medio campo y el mundo te está mirando.