La escalofriante lesión de Musiala

La escalofriante lesión de Musiala

El mundo se detuvo por un instante en el Mercedes-Benz Stadium. Lo que prometía ser un espectáculo de alto vuelo entre dos potencias europeas terminó marcado por un momento de angustia. Jamal Musiala, joya del Bayern de Múnich, cayó al césped con un grito que desgarró hasta al más frío de los aficionados.

Corría la primera parte del duelo entre PSG y Bayern en el marco del Mundial de Clubes, cuando el mediapunta alemán fue a disputar un balón dividido. Del otro lado, Donnarumma salió con decisión para atrapar la pelota. Fue un choque de intenciones nobles… con consecuencias escalofriantes.

En el intento por hacerse con el balón, el portero italiano enganchó el tobillo izquierdo de Musiala, provocándole una torsión evidente, dolorosa, espantosa. Bastaron unos segundos para que todo el estadio entendiera la gravedad. Algunos jugadores se tomaron la cabeza. Otros no quisieron mirar.

Musiala cayó al suelo y no volvió a levantarse. Fue retirado en camilla, entre lágrimas, mientras el silencio cubría el escenario como una niebla pesada. La imagen del tobillo completamente torcido no dejó lugar a dudas: aquello era serio.

Donnarumma, afectado, se cubrió el rostro con las manos. Sabía que, sin quererlo, había provocado una escena que nadie deseaba ver en una cancha.

El partido siguió, pero el fútbol ya no era lo mismo. Porque cuando un joven talento como Musiala, de apenas 21 años, queda tendido así en el césped, el resultado pasa a segundo plano. Lo que importa es su recuperación, su salud, su vida más allá del balón.