La historia de cómo un equipo semiprofesional dejó a Boca sin Mundial de Clubes
No era el final que imaginaban. No para Boca Juniors ni para los millones que visten de azul y oro alrededor del mundo. El ‘Xeneize’ llegó a Estados Unidos con la ilusión de hacer historia, pero se marchó del Mundial de Clubes dejando una de las postales más duras de los últimos años: un empate 1-1 ante el Auckland City, un equipo semiprofesional, con jugadores que tuvieron que pedir vacaciones en sus trabajos para representar a su club en el torneo.
Fue un duelo que expuso contrastes tan grandes como el océano que separa Buenos Aires de Nueva Zelanda. Un equipo multimillonario contra futbolistas que en su día a día son maestros, estudiantes o empleados de oficina. Pero el fútbol, que tantas veces sorprende, volvió a contar una historia diferente.
Boca dominó en posesión (73%), en tiros y en presencia ofensiva. Se adelantó con un autogol de Garrow tras un cabezazo de Di Lollo que pegó en el travesaño. Parecía que se abría el camino hacia una victoria cómoda… pero el Auckland City nunca se rindió.
El punto de inflexión llegó justo antes de una tormenta eléctrica que obligó a detener el partido por 50 minutos. En ese instante, Christian Gray —aspirante a profesor de educación física— conectó un cabezazo inolvidable que igualó el marcador. No fue solo un gol. Fue una lección. Una clase de entrega, sacrificio y orden táctico ante un Boca irreconocible, frustrado e impotente.
Y si… ¡Ya le empataron al Boca! Gol del Auckland City ⚽️🔥#MundialDeClubes pic.twitter.com/KOIVQY89pu
— Nayib MF (@NayibMF) June 24, 2025
El resto fue resistencia heroica: el portero Garrow, que comenzó el partido con un autogol, terminó como figura. Tapadas decisivas, intervenciones quirúrgicas y liderazgo total. El mismo jugador que abrió el marcador… lo cerró con una actuación monumental.
Para Boca, la eliminación se sentenció incluso antes de que terminara el partido, con la victoria del Benfica sobre el Bayern. Aun así, ni los cambios de Russo ni los intentos de Cavani o Merentiel lograron quebrar el muro neozelandés.
Por primera vez desde 1994, Boca queda fuera en fase de grupos de una competición internacional. La escena es dolorosa, pero el mensaje es claro: en el fútbol, el corazón también juega. Y esta vez, el del Auckland City fue más grande.